
Nuestra
sociedad patriarcal ha sido sucumbida por esa eterna autoflagelación provocada
por la despiadada crítica destructiva, muchas veces nos comportamos
como jueces desalmados con los demás e inclusive con nosotros mismos. Nos
encanta mostrar nuestro inconformismo con todo; hablamos mal de lo que no
conocemos, somos felices apuntando con el dedo y nos llena de total
regocijo ver la caída del otro para complacer nuestro instinto...