Detrás
de un relieve montañoso, cerca de la cordillera central se esconde una
majestuosa musa reina de las montañas, una mística diosa vestida de 350 verdes,
una diosa que envuelve y enamora con su magia, aquella misma inspiradora de
músicos poetas y artistas que se sintieron embrujados por sus encantos, pues ya
lo decía muy bien la gran cantora Carmenza Duque en su canción “en el corazón
del Quindío”:
“Extraño su silencio y sus caminos en herraduras y esa montaña verde cuidando el fruto que se madura, llevo mi cafetal en el corazón porque allá están los míos y entre los surcos y platanales vuela su espíritu, aunque sea de lejos sigo al frente de la cosecha porque en una nueva vida por más bonita que sea no me interesa.”
Hablo
de la galante Armenia, de la milagrosa ciudad que renace de sus escombros como
cual ave fénix que renace de sus cenizas, la seductora y coqueta Armenia que
con sus simples fonemas resulta un manjar para la articulación de sonido………”AR-
ME- NIA” tres diferentes silabas
alusivas a la majestuosidad de los componentes paisajísticos y que según
a la matanza por parte de los turcos en
una región de Cáucaso llamada Armenia, se le dio este nombre como muestra de
solidaridad y condolescencia ante los damnificados de esta catástrofe.
Sin
duda alguna cuando se habla de Armenia se hace una invocación mental a este
espíritu mágico del café, ese mismo grano misterioso capaz de proveer al
paladar múltiples tonalidades amargas y acidas con 36 diferentes tipos de
aromas que provoca una exquisita danza para el despertar de los sentidos. El
gran ilustre escritor y ganador del premio nobel de literatura Gabriel García
Márquez icono de nuestra literatura Colombiana y creador del realismo mágico,
ya había hecho una pequeña e indirecta relación entre armenia y su obra “cien
años de soledad” celebérrima novela en la cual el coronel José Arcadio Buendía
va con su familia a visitar la feria de los gitanos que habían visitado
Macondo, allí se encuentra con un armenio que anuncia poseer un jarabe para
hacerse invisible, cabe anotar que esta corta mención hecha por tan portentoso
escritor no es la única que se hace sobre armenia en sus obras, también se
puede evidenciar que en todo el género literario del realismo mágico
implementado en sus obras, se hace un
llamado hacia el paisaje cultural cafetero cuando se trata la verosimilitud
entre lo real y lo mágico de los guaduales, los bosques, los cafetales, y las
centenares tonalidades verdes propias de armenia. Resulta casi imposible no
dejarse seducir por ese clima cálido que seguramente evocará en nuestra mente
ese recuerdo prominente de algún romance veraniego, aquel mismo ambiente capaz
de inspirar a cualquier pintor o poeta a retratar sus más inmanentes emociones
y sensaciones, al parecer este mismo clima tiene un efecto entrelazador entre
la confortable virtud de la amabilidad de los “cuyabros”, ya que su cordial
servicio nos remonta en aquellas épocas donde la humildad era el equivalente a
la caballerosidad, pues ya muy bien aquel ilustre y reconocido artista
Jose Duván Lopez había plasmado en su obra “La casa quindiana” varios aspectos propios de la personalidad
“Cuyabra”: la amabilidad, la generosidad, la apertura y la simpatía propia de
los Armenios. Es por esto que en su escultura situada en un eje concurrido de
la ciudad, se puede apreciar una casa tradicional que tiene una escalera, un
rellano, una chambrana, una puerta y una ventana abierta, lo que significa la
entrada al cielo. Esta misma puerta representa un enorme pórtico para que
extranjeros o personas de otras ciudades se sientan como en su propio hogar y
sientan esa hospitalidad de los armenios, así como lo menciona el maestro Duvan
en su discurso:
Como no vivir encantado de esta ciudad tan prometedora si el mismo cielo se adorna con miles de especies de aves que rinden tributo a la diversidad del color y que hace alguna especie de equilibrio en el ecosistema complementándose con la maravillosa flora que hay en los suelos, como si el mismo dios rompiera las leyes naturales y uniera el cielo y la tierra para formar así una poesía visual llamada Armenia. Por esto y mil razones más invito a que conozcan de este paraíso terrenal, paraíso con ambiente de hogar y que seguramente sin alguna coincidencia es el mismo jardín del Edén, la misma tierra prometida ubicada en el corazón del país de la felicidad, donde el gélido viento acaricia las montañas, donde la magia se instala en cada rincón de este glorioso país.
“Esta es mi casa, esta es su casa, mi casa está abierta para usted, bienvenido a su casa”.
Como no vivir encantado de esta ciudad tan prometedora si el mismo cielo se adorna con miles de especies de aves que rinden tributo a la diversidad del color y que hace alguna especie de equilibrio en el ecosistema complementándose con la maravillosa flora que hay en los suelos, como si el mismo dios rompiera las leyes naturales y uniera el cielo y la tierra para formar así una poesía visual llamada Armenia. Por esto y mil razones más invito a que conozcan de este paraíso terrenal, paraíso con ambiente de hogar y que seguramente sin alguna coincidencia es el mismo jardín del Edén, la misma tierra prometida ubicada en el corazón del país de la felicidad, donde el gélido viento acaricia las montañas, donde la magia se instala en cada rincón de este glorioso país.
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