El
domingo 8 de marzo del presente año Colombia unificó sus pasos en pro de la
vida. Esta caminata fue encabezada por el ex mandatario Antanas Mockus el cual
por medio de su altruismo aunó a todo un país cansado de tanta intolerancia,
fue una marcha que simbolizó la necesidad de cambio de todo un país. El día
lunes es decir al otro día, Colombia despertó con la triste y bochornosa
noticia de que un “animal” motociclista de la Dakar asesinó con arma de fuego a un príncipe de cuatro patas.
Este lamentable hecho se suma a otros recientes casos de intolerancia que nuestro país ha vivido durante los últimos meses, recordemos también el caso “Moreno de Caro” con la tan famosa frase “usted no sabe quién soy yo” citando también a su autor intelectual
La intolerancia ha consumido notablemente al país, somos intolerantes desde la mañana hasta el anochecer es como si nos despertáramos diariamente portando esa armadura del odio y estuviéramos siempre dispuestos a sacar cualquier arma para apuntar hacia el prójimo. De qué sirve ese irrisorio anhelo de paz si nosotros mismos no portamos la bandera blanca, de que sirve ser catalogado uno de los países más felices del mundo si los animales y los niños han sido víctimas de esta guerra constante.
La paz
en Colombia se ha convertido en un mecanismo politiquero para que nuestros
propios dirigentes enriquezcan sus campañas con ideas pacifistas, han
convertido a la inocente paloma de la paz en un símbolo capitalista donde los
ladrones gobernantes y los principales
actores de la guerra han salido bien lucrados. Su pretensión no va muy lejos de
creer que la paz es un bien inmueble
mercadeable y negociable el cual solamente puede ser administrada por ellos
mismos tomando bajo control el monopolio absoluto de la violencia. Es por esto
que durante muchos años se han encargado
de crear una comedia teatral bien barata para hacernos creer que su
gobierno es basado en políticas pacifistas de buen gobierno como la absurda idea de…”el camino para la
paz”. Pues ya lo decía el célebre pacifista
y filósofo hindú Mahatma Gandhi en su
frase:
“No hay camino para la paz, la paz es el camino”
Es por
esto que me vi obligado a crear una ruta pacifista que expondré a continuación
y que seguramente le será muy útil al
país.
1.Como primer elemento en esta ruta
sugiero tomar el camino del utilitarismo. En este camino tendremos una visión
panorámica de todo el terreno ya que bajo el mirador utilitarista podemos
alcanzar el ojo objetivo para poder
reconocer la sociedad en conjunto. En un sistema democrático como el de
Colombia es necesario buscar el máximo bienestar para el máximo número de
personas, es por esto que propongo como primer camino la filosofía utilitarista
que básicamente busca el bien colectivo sobre el bien individual.
2. Después de tomar la ruta utilitarista se debe tomar el atajo de la empatía para así poder observar detalladamente la ajenidad y ponernos en los zapatos del otro y de esta forma tener una visión del mundo desde otra perspectiva diferente. Sentir en carne propia lo que el otro siente es sin duda alguna el atajo a la tolerancia.
3. La tolerancia, ese camino empedrado es la trocha en toda la maleza, es el camino idóneo para encontrar la redención y poder convivir plenamente en esta sociedad tan caótica. En este camino llegaremos a nuestra meta y encontraremos la luz para poder vivir en paz entre nosotros.
Erradicar
la violencia no es una responsabilidad gubernamental sino al contrario es una
responsabilidad que compete a todos los ciudadanos y por esta razón propongo
esta ruta pacifista para que diariamente la apliquemos en cada espacio de
nuestras vidas. Podemos tomar esta ruta en nuestros hogares, en la calle, en
nuestro espacio de trabajo, es decir es aplicable en cualquier hora lugar y
espacio. No permitamos que el monopolio de la violencia caiga en el estado,
evoquemos siempre estos ideales pacifistas que seguramente serán la flameante
luz para erradicar cualquier mal en nuestro país.
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