miércoles, 1 de julio de 2015

MONÓLOGO DE UN ALMA ANDARIEGA

Tal vez llevo esperando muchos años, quizás siglos y milenios. He navegado por este mundo con  diversos cuerpos, he sido fiel espectador entre la vida y la muerte, he llorado con distintos ojos y he reído con total felicidad. Pero aquí estoy, sumergido en la incertidumbre sin saber quién soy, involucrado en la perplejidad de la existencia con la inquietante necesidad de encontrar el complemento de mi alma.


He deambulado por muchos mundos, he cruzado fronteras, he andado por mares, conozco distintas dimensiones. Pero aquí estoy, sin brújula y  sin horizonte alguno sin la certeza de pisar un suelo.

He conocido el amor en la fraternidad, he sido padre, he sido hijo y también  hermano. Puedo decir que conozco más almas que cuerpos en esta vida terrenal. Pero aquí estoy, sumergido en mi propia soledad abrazando a la melancolía.

He vivido y he muerto numerosas veces. He visto la  luz en la oscuridad así como también he visto  el lado oscuro de la luz, conozco el deceso y conozco la vida. Pero aquí estoy, condenado a transmutar hasta encontrarme.

He volado sin necesidad de alas, he sido amigo del viento. Soy fuego cuando tengo hambre y soy agua cuando tengo sed. Conozco la opulencia en la riqueza así como también conozco  la escasez en la pobreza. Pero aquí estoy,  con mi cuerpo inerte y mortal viviendo en lo recóndito del universo.

He sido feliz y también infeliz, he llorado hasta carcomer el alma, he reído con el glorioso regocijo de un soplo de Dios. Conozco la brisa fresca del amor así como también conozco el desahuciante abismo del miedo. Pero aquí estoy, aferrado a la esperanza, sometido a la vida y con los ojos vendados.

Pero luego te vi nacer y me inyectaste de vida nuevamente, le diste de beber a esta alma tan sedienta, dotaste de luz y color  a mis propias sombras, fuiste el milagro divino para este espíritu  bohemio y transeúnte. Pero heme aquí, reencarnando eternamente para poder verte nacer y poder encontrar por fin la razón de mí ser.  Soy consciente de que la espera fue larga, pero mi prolongado y constante paso por este mundo solo se debe a este encuentro entre tu alma y la mía.


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