sábado, 31 de enero de 2015

LAS HUELLAS DE LA NARCOTRAGEDIA

En ese exquisito ejercicio del zapping frente al televisor, iba yo buscando con necesidad algún programa entretenido del horario estelar, a pesar de poseer un sin fin de canales nacionales y extranjeros  gracias a la televisión por cable, tuve la grandísima dificultad de encontrar un programa que me entretuviera después de tan extenuante jornada laboral. Encuentro bastante paradójico el hecho de que la principal finalidad de la televisión es la  de entretener al tan enrevesado  público, ya que la exigencia de la teleaudiencia es cada vez más fuerte, por lo tanto satisfacer las necesidades de todo un público resulta siendo una misión imposible y pareciese mas bien como si estuviera dirigida hacia una minoría fácil de contentar. Acepto que anteriormente fui muy amante de la televisión, ambos tuvimos una estrecha relación, fui muy fiel y muy leal, pero me agoté, me cansé de que esta fuera mi opresora, era ella la que decidía siempre lo que debía y no debía ver, es a ella a quien el atribuyo todo tipo de culpa, es por ella que llegué al sedentarismo y es por ella  que me cohibí en algunos momentos de vivir la realidad. Pero toda historia amorosa tiene su fin y es acá que después de mucho tiempo declaro mi ruptura con esta embustera caja de vidrio. Pero para ser bastante franco, admito que de vez en cuando me dejo enredar por ese morbo seductor de la televisión y es que debo ser justo y debo admitir que en algunos casos puede resultar muy educativa.

Haciendo un análisis detallado sobre la televisión, me di cuenta de lo trascendental que ésta ha sido en la historia de mi país, de mi gloriosa patria de la que tanto amo a pesar de sus conflictos, y es que ya son 61 años de estrecha relación entre Colombia y la televisión, digo estrecha relación debido a que existe una especie de comensalismo entre las dos, ambas se retroalimentan culturalmente, es como una simbiosis cultural donde ambas coexisten. Pero el punto más crucial de la televisión en la historia de Colombia,   fue sin duda alguna en los años 80 cuando dio aparición la televisión regional y nacional, es ahí desde ese punto donde muchos canales dieron el sello característico de la cultura colombiana. Novelas maravillosas y exitosas como gallito Ramírez, café con aroma de mujer, Betty la fea, entre otras, nos hacían vivir el amor y el romance en todo su esplendor, eran novelas carentes de excentricidades pero dotadas de esa maravillosa luz del romance donde muchas mujeres se permitían soñar con el caballero de clase alta que venía a rescatarlas de esa vida gris o donde los hombres podían soñar con la lolita pueblerina que llegaría  a sus vidas para sacarlos de la monotonía. No eran  como esas narco novelas engañosas que invaden ahora todas las pantallas de los colombianos y de los extranjeros vendiendo una imagen de una Colombia herida y golpeada por su lamentable historia marcada por el narcotráfico, estas historias  están rebosadas  de personajes capaces de vender hasta su propia alma para adquirir poder y dinero perdiendo así cualquier tipo de escrúpulo para luego justificarse con esa ley maquiavélica y decir que el fin justifica los medios. Pues no es para nada justificable ese acto tan carroñero de la mafia, pero eso no es todo, también la mujer ha sido víctima de ese mundo tan corrupto, ha sido tratada$ como un producto mercadeable en ese universo de las denominadas “prepago”.



Colombia durante muchas décadas ha vivido una constante lucha para erradicar la violencia y la corrupción, pareciese más bien  que ese histórico y glorioso grito de independencia hubiese sido tan solo un mito, ya que realmente aún seguimos siendo esclavos  de nuestros propios conflictos internos y es como si las cadenas opresoras fueran esas malditas mañas de nuestros propios dirigentes políticos ya que ellos son como las células malignas de este cáncer que vive mi patria. Colombia es una república que reclama a gritos la paz, no queremos más violencia, por esta razón considero que debemos volver a lo básico, a ese pasado donde la verdadera intención de nuestros programas  de televisión era la de entretener con esa bella virtud del humor, recordemos que a pesar de las adversidades somos un país alegre  que sabe sacarle gracia a cualquier problema y es por esto que necesitamos muchas más  dosis de humor para aliviar los males de la nación, es esta virtud nuestra verdadera aliada, no necesitamos más de esas producciones nocivas de las narco novelas ya que lo único que están logrando es hacer perder la sensibilidad  y el pudor avivado por ese morbo de tan desdeñosas producciones que solo buscan ser comercializadas internacionalmente vendiendo esa tosca, desvirtuada y desenfocada imagen de los colombianos, somos un país que quiere progresar, un país que a pesar de las caídas sigue con la cara en alto y que seguramente muy pronto tendremos esa gloria inmarcesible, ese júbilo inmortal  y que en surcos de dolores el bien germinará.
ELABORADO POR JOAN SEBASTIAN ANDRIOLI

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